Una adicción que afecta y mucho a tu cuerpo y mente.
Te levantas todos los días y lo primero que piensas es, necesito un café para activarme. Nos suena…
El café es mucho más que solo una bebida, es parte de nuestro día a día, se ha convertido en una costumbre y parece que sin nuestra dosis diaria, no podemos activarnos por las mañanas. Pero vamos a entender el por qué de esta adicción y cómo afecta a nuestro sistema.
Cuando hablamos de los efectos del café, nos referimos, en realidad, a su principio activo, la cafeína. La cafeína es conocida como una sustancia estimulante que se encuentra en bebidas como el café o bebidas energéticas.
Pero, ¿nos proporciona energía real?
No. El café no nos proporciona energía, sino que «le hace creer» a nuestro cerebro que no estamos cansados. La energía que necesita el cuerpo la adquirimos únicamente a través de los alimentos.
La cafeína, por lo tanto, es un estimulante del sistema nervioso central que, al consumirla, pasa rápidamente a nuestro cerebro y bloquea los receptores de adenosina, que son las moléculas que inducen el sueño y a las que “engañamos” para sentir esa sensación de activación.
Os estaréis preguntando, pero entonces ¿el café es bueno o es malo?
El problema no es el consumo de café diario, sino la dependencia a la cafeína.
Esta dependencia se puede evitar controlando tanto la cantidad de su consumo como el margen horario en el que se consume. No es lo mismo tomarse 1 café diario por la mañana, que tomarse una taza de café cada vez que sentimos cansancio durante todo el día.
Si en algún momento te has planteado reducir tu consumo de café, como es imposible vencer a nuestro organismo, la consecuencia suele ser sufrir algunos síntomas de abstinencia como dolores de cabeza, cansancio o ánimo depresivo. Es completamente normal y no suele durar más de unos días.
Algunos de los beneficios de reducir la dosis de café pueden ser dormir mejor por las noches, rendir mejor de forma continuada sin bajones durante el día, mejorar la salud dental puesto que el café es un líquido muy ácido, e incluso podrías bajar peso si eres de los que echas azúcar al café, no solo por evitar ese azúcar, sino porque si dejas de exponer tu cuerpo a pequeñas dosis de azúcar, al ser un adictivo, cada vez te pedirá menos alimentos dulces.
A pesar de tener múltiples beneficios, esta claro que dejar esta bebida no es tarea fácil. Para hacerte un poco más llevadera esta misión, te proponemos que sustituyas el café con las siguientes bebidas.
En primer lugar y como sustitutivo más tradicional, esta el té. Dentro de sus variedades, los que más nos gustan por sus propiedades, son el té de jengibre, el té verde, el té de rooibos y nuestro favorito, el té matcha que al ser en polvo, ingerimos la totalidad de sus componentes. Pero no solo están los tés para ayudarnos a reducir el consumo del café, bebidas como el agua de coco nos ayuda a hidratarnos ¡y contiene más potasio que un plátano!
También es muy interesante, combinar frutas y verduras para hacernos batidos. Hay una gran variedad de combinaciones y todas nos aportan mucha energía.
Por último, y sin olvidarnos de los más golosos, proponemos el cacao puro como un perfecto sustitutivo que podemos tomar por las mañana añadiéndole agua o leche vegetal. El cacao puro, además de su alto contenido en antioxidantes, también nos aporta fibra, minerales y vitaminas. Es un alimento que además de sus beneficios físicos, nos aporta una sensación de bienestar ya que favorece la producción de endorfinas.
Para muchos de nosotros, el café es un ritual imprescindible y siempre y cuando seamos conscientes y controlemos las cantidades que consumimos, podemos permitirnos ese café que nos ayuda a despertarnos con mejor pie todas las mañanas.